EL FONDO DE LA MENTE

EL FONDO DE LA MENTE
Allí, precisamente en los rincones más recónditos de las circunvoluciones cerebrales se ocultan miles, millones de fenómenos químicos, que dan origen al pensamiento. Todos los pensamientos reunidos, a veces ordenadamente y otros en forma caótica, constituyen lo que se ha dado en llamar la mente. Del fondo de ella suelen escaparse, de tanto en tanto, cortocircuitos, a los que convencionalmente hemos decidido darle el nombre de ideas y ellas originan historias, pensamientos, razonamientos y toda la parafernalia semántica que el ser humano ha inventado para explicar todo aquello que no entiende. De ese fondo de la olla vienen estas narraciones que le dan forma a un blog que es solo de lectura. Un equivalente al libro que hasta ahora no he podido publicar. Que no sé si merezco publicar pero que me gustaría poder hacerlo. A algunos les podrá agradar, a otros no. Es absolutamente lógico y aceptable, pero, como todo libro, vuela de mis manos y cada cual en su intimidad dirá que bueno o que porquería que escribió este tipo. Genial. Así es el juego. Aquí está expuesto y no pido contemplaciones ni amiguismos. Sean honestos que esa es la mejor ayuda que cualquiera puede recibir.

viernes, 13 de febrero de 2015

DISQUISISIONES DE UN SEXAGENARIO IV

DISQUISISIONES DE UN SEXAGENARIO IV
Durante la historia política de nuestro país han pasado 53 gobiernos nacionales (Descarto a Juan Manuel de Rosas que solo representaba a la Pcia. De Bs. As.)
De esos 53 gobiernos nada más y nada menos que 28 (o sea el 52,8%) se sucedieron durante mis 66 años. (No pretendo hacer una evaluación política o económica de los mismos porque no me considero capacitado para ello, simplemente menciono el hecho)
Nací a un poco más de 30 años de la revolución rusa.
Nací a poco más de 30 años de la 1º guerra mundial.
Nací a 10 años de la guerra civil española.
Nací a 4 años del final de la 2º guerra mundial.
Mis abuelos y posteriormente mis padres vivieron esos acontecimientos.
Algunos tomaron parte en ellos.
Me rodearon personas que no solo lo habían vivido, sino que habían tenido que emigrar dejando sus hogares como consecuencia de unos u otros.
Vivimos la guerra fría, la de Vietnam y ahora la del medio oriente.
Tenía 10 años cuando Castro tomó el poder en Cuba.
Viví dos guerras salvajes e incomprensibles para nuestro país (El extraño enfrentamiento entre militares y “defensores del pueblo” y la locura de las Malvinas)
Me tocó formar parte de un medio siglo plagado de acontecimientos políticos o influenciado por ellos.
Y en ese medio nos desarrollamos.
Viví la carrera espacial. El vuelo de Laika, el de Yuri Gagarin y la llegada a la luna (Real o no, no importa)
Vi caer a la poderosa URSS y el muro de Berlín.
Vi abrir las puertas de la muralla china.
Vi pasar al cometa Halley y un sinfín de eclipses lunares.
Vi un eclipse de sol.
Vi el fin y el inicio de un siglo.
Vi caer las torres gemelas y unos años antes la voladura de la embajada israelí en nuestro país y el atentado en la Asociación Mutual Israelita Argentina.
Viví el 200° aniversario de la Revolución de Mayo.
He visto y he vivido nacer, crecer y pasar cantidad de individuos que fueron acentuando la corrupción, cada día con menos discreción.
He visto salir al pueblo a la calle a manifestarse sin obtener ningún resultado, es más, siendo burlados.
He tenido que escuchar las proposiciones más disparatadas que a nadie pudo ocurrírsele como trasladar la capital a Viedma, hacer una isla en medio del rio para establecer un aeropuerto, construir un tren bala en un país sin ferrocarriles.
He tenido que soportar la noticia de la muerte de un fiscal de la nación, ver como se procedía con total desprolijidad en su investigación, faltando un día para que presentara cargos contra el presidente y el canciller de turno.
Si sobrevivo podré llegar al festejo de los 200° años de la declaración de la independencia.
Honestamente puedo decir, como Neruda, “confieso que he vivido”.
Creo que mi mochila está hecha.
No he perdido mi capacidad de asombro, pero honestamente hoy son muy pocas las cosas que me asombran.
Tengo proyectos, alternativas de vida, ganas de hacer cosas.
Sé positivamente que muchas de ellas quedaran en la cosas por hacer.
Cuando se cortará el hilo, caerá el último grano de arena de mi reloj de vida, nadie lo sabe.
Hasta donde llegarán mis posibilidades tampoco.
Solo sé que aquí estoy, aquí sigo y, mal que me pese, no hay otro remedio. Si ya sé que hay otro remedio, pero al menos por hoy, en mí, está totalmente descartado.
Siempre pensé que lo más importante era alcanzar la paz. Poder vivir en paz, en cualquier circunstancia. Hoy creo que lo más importante es el respeto.
Cuando las personas se respetan se puede vivir en paz.
Cuando se respetan entre ellas y se respetan a sí mismas, se obtiene la paz o la tranquilidad que tanto he buscado, a veces por caminos equivocados, durante toda mi vida.
No he enumerado las cosas que he hecho durante esta larga carrera y tampoco las que me gustaría hacer.
Tengo bien en claro que no van a ser posibles.
Que mientras tenga capacidad mental y física voy a querer más y algún día muchos de esos proyectos quedaran en eso, solamente proyectos.
Pero ya no me preocupa.
Ya no corro detrás del arco iris.
He descubierto que estaba en el arco iris y no me había dado cuenta.
Y soy feliz.
No con esa felicidad total y absoluta de los cuentos de hadas, sino con esos trocitos de felicidad que se van juntando como un rompecabezas hasta conformar una felicidad mucho más grande y más feliz.
Y todos los días renazco, pero con la experiencia de los días pasados y eso es maravilloso.
El sol alumbra más y la lluvia es más dulce cuando canta golpeteando sobre el tejado.
Los árboles danzan para mí movidos por una brisa cómplice que las ondula y de paso acaricia mi cara.
La gente pasa a mi lado y actúa, se mueve, como en un escenario, dándole forma a una obra que cuando caiga el telón tendrá a sus artistas saludando y al público aplaudiendo a rabiar.
¡Y eso es la vida!.
¿Hay algo más? ¿Hace falta? Vamos. Subamos la cuesta que arriba en mi calle comenzó la fiesta.


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